"El Muelas".

Son las 10 de la noche y la oscuridad ya atacó en la ciudad de México, hay gente que aun no llega a su destino por el tan atareado tráfico que se presenta, y otras personas que se preparan para dormir despues de recivir la bendición de sus respectivas madres.

Magdalena se baja del camión que la deja a dos cuadras de su casa, está exhausta de la clase de yoga que inparte todos los días.
Lleva su celular reproduciendo la música que a ella le gusta, pareciera que es nueva en la ciudad, apesar de que nació, creció y ha vivido toda su vida ahí, como si no supiera ya de la peligrosidad de esa ciudad. Pero bueno.

Le faltan unos 100 metros para llegar a su casa y escucha unos pasos detrás de ella, rápidamente volteá y ve a un tipo, jovén que la mira disimuladamente. Sabe que es lo que quiere, o almenos lo supone. Magdalena se detiene y le dice:
- Pásele...
Sin decir nada el joven de repente la toma del cuello apretándolo ligeramente, ella asustada piensa en algo rápido que hacer.
Grita pero nadie se atreve a hacer algo, se esconden es sus casas y desde sus ventanas ven el show. Solo una viejecilla toma valor y agarra el teléfono para marcar a la policía.

Lo primero que se le viene a la cabeza a Magdalena es hacerse la muerta y se tira cubriendo la pequeña mochila que lleva en su espalda. El hombre algo confundido, toma su celular y se echa a correr.

-Departamento de policía, buenas noches.
-Si, quiero reportar un robo en "La Condesa".- Dice con titubeo la viejita.
-Enseguida vamos. Gracias.

-¿Quién era?- dice Eusebio (policía)
-Una señora que reporto un robo en "La Condesa".- le contesta Carlos (policía)
-Uhmm...debió ser "El muelas", siempre hace sus tranzas por ahi, ¿que hacemos?.-dijo Eusebio.
-Hay que esperar a que corra un poco, lo alcanzaremos en la otra esquina, ya verá, le dijimos que lo hiciera más rápido y con más discresión. Tendrá que darnos más esta vez, nos está quitando el tiempo. Idiota!.-contestó Carlos.





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