Disfrutalo...

sábado, 28 de noviembre de 2009

Aparentemente Pollo.

El verano al fin ha llegado y como cada año la Compañía de viajes educativos en la que Narciso trabaja organizó el ya tradicional y conocido curso en el que un grupo de jóvenes viaja a otro país para aprender el idioma, conocer y divertirse. Se supone que de eso trata.

Aproximadamente 30 niños se han inscrito este año. El grupo se encuentra en la sala A del aeropuerto de la Cd. de México, esperando a que su vuelo este listo para arrivar. Los niños se despiden de sus padres, algunos con lagrimas en los ojos, riendo, dándoles la bendición y deseándoles un excelente viaje. Narciso, José y Roberto son los responsables y líderes del grupo este año. Mientras esperan los 3 organizan pequeños juegos para que los niños no se aburran.

Eran ya las 8 pm y el altavoz de la sala anunciaba que el avión estaba listo para ser abordado. Rapidamente Narciso indica que agarren sus maletas, saquen sus boletos y se formen en orden de estatura del más bajito al más alto.
Los niños toman sus mochilas y se forman como se les indicó, estan tan emocionados que no dejan de sonreír y festejar con el compañero.

Una vez adentro del avión cada quien toma su asiento y hacen el conteo final de cabezas. Al indicar que todos estan a bordo, el avión despega exactamente al horario programado. Faltan 12 horas para llegar a su destino. Un viaje largo.

Han pasado casi 3 horas y el grupo está completamente dormido, sólo Narciso permanece despierto viendo por la ventana la negra noche. Silenciosamente se levanta para no despertar a Roberto que duerme a su lado, se dirige hacia la parte trasera del avión, observando todas las caras de los niños durmiendo, tiene una gran responsabilidad y aunque es su primer año no siente presión alguna.

Sin ningun problema el avión finalmente aterriza en el Aeropuerto internacional de Milán. Un autobús espera afuera del aeropuerto al grupo pera transladarlos a la uiversidad que los hospedará por poco más de un mes. El autobús arranca y los niños se asoman por la ventana admirando la bellas calles y jardínes de la ciudad.

Al llegar a cada uno se le asignó un dormitorio. Tenían programada uan salida para conocer la ciudad y para conocer la escuela en la que estudiarian las proximas 5 semanas.
Toda la semana fue de estudio y uno que otro paseo por ahí. Pero el fin de semana viajaron en camión hacia la hermosa ciudad de Genova.

Era un sabado y ese mismo día se jugaría un partido importantísimo del fútbol italiano ahí mismo en Genova.
Ya estaba oscureciendo y Narciso llevaba a el grupo de regreso al autobús, iban caminando cuando vieron aproximarse a una ola de gente gritando aparentemente agresiva. Narciso no se la pensó dos veces e indicó a Roberto y a José que no perdieran de vista a los niños, se metieron a un callejón para evadir la muchedumbre pero la gente comenzó a correr y a gritar, Narciso asustado empezó a apresurar el paso del grupo pero los niños corrieron ignorando las indicaciones de Narciso. Narciso perdió de vista a José, pero supuso que corrió con los niños. Sin perder tiempo Narciso y Roberto se metieron a una casa que estaba abierta para evitar ser apaleados por la multitud.

Esperaron un rato a que la gente se esfumara. Entonces trataron de abrir de nuevo la puerta pero esta no respondió, jalaron y jalaron pero no abría, de pronto escucharon un ruido voltearon y vieron una especie de sombra pasando hacia un cuarto. Los dos la siguieron y se encontraron con una especie de cocina antigua y de espaldas un señor de avanzada edad.
Narciso taratamudeando exclamó:
-Disculpe señor, podría....- no pudo terminar la frase pues el hombre giro y lo miro directamente a los ojos.
-Que agradable sorpresa, ¿vienen a acompañarme en la cena?- exclamó el viejo.
-No señor, verá, nos refugiamos aquí para no ser apaleados por una multitud enloquecida, pero tenemos que irnos.-Dijo Narciso.
-Ah! esos partidos de fútbol, siempre alborotan a la gente. Pero no se vayan, la cena esta casi lista y no me vendría nada mal algo de compañía.
-Lo siento mucho señor, pero nuestro compañero esta esperandonos asi que no podemos quedar.
-No se preocupen por su amigo, el entenderá, miren ya soy un hombre grande, mi esposa murió hace casi 2 años y mis hijos me dejaron aquí abandonado, no eh sabido nada de ellos durante años, espero me entiendan y compartan este pequeño rato conmigo.- dijo el viejo.

Narciso no sabía que hacer o decir, José los estaría esperando y los niños, pero por otra parte el viejo sonaba agradable y finalmente podrían cenar rápido e irse sin ningun problema, seguro no tardarían.

-Esta bien señor, lo acompañaremos a cenar.-dijo finalmente Narciso.
-Excelente, iré calentando la comida.-contestó el viejo.

Roberto miró a Narciso algo confundido pero se guardó los comentarios.
Se sentaron en sillas que crujian constantemente al moverse, en una mesa de madera, el viejo trajo algunas velas y las puso en el centro, colocó 3 platos, vasos y los cubiertos. Narciso y Roberto se sentaron y esperaron a que el viejo trajera la cena.
Después de un rato apareció el viejo con una bandeja llena de aparentemente pollo, la puso sobre la mesa y se sentó. Le sirvió un pedazo de ese pollo a cada uno. Narciso vió con un poco de asco el platillo, Roberto se echó el primer bocado, aunque no era muy común el sabor, siguió comiendo. Narciso sintió naúseas al probar un pedazo y disculpándose preguntó donde estaba el baño. Corrió y se metió rapidamente, el sabor era tan desagradable que vomitó todo el escuzado, se lavó las manos e hizó buches para quitarse el desagradable sabor. Decidió entonces llamarle a José, pues vió conveniente el avisarle de su paradero, sacó su celular y marcó el número.

Roberto sintió derrepente que algo vibraba en el plato, exrañado escarvó dentro de la carne. No podía creer lo que veía, José no se había ido con los niños, justo en el momento en que se iba a parar de su silla un tubo helado le atravesó la sien de lado a lado.

De Narciso no se volvió a saber nada.

lunes, 2 de noviembre de 2009

2 de Noviembre.

Y ya por fin eh llegado,
después de tantos días de ausencia,

estoy bien auque algo mareado,
les ruego tengan clemencia.


Este fin estuvo de poca,
sin contar las travesuras de la flaca,
la ví pasar como 5 veces en su troca,

que si no soy yo, nadie la aplaca.

Hasta Patzcuaro me fue a seguir,
y pensé que ahora si me llevaría,
a mi nadie me va a exigir,
el Sacalacachimba ahí no se acabaría.

Terminé comprando una playera,
con su foto impresa en el frente,
para no olvidarla... de alguna manera
espero no verla hasta que se apague mi mente.