Para regresar a su estado natural hubiese preferido quedarse de esa manera para siempre; estaba totalmente estancado y deseaba volver a su juventud a pesar de que nunca fué muy agraciado; escuálido, sus uñas por lo general estaban largas, un ligero flequillo se abultaba sobre el poco pelo que tenía, estatura baja, una mirada pesimista de un verde opaco, con verrugas en el cuello y al escribir en el pizarrón dejaba ver la marca de la transpiración amarilla en su camisa blanca.
El permanecer sentado toda la mañana en un mesabanco parece no ayudar. Todos los días llega temprano a el lugar para sentarse en el primer mesabanco y permanecer ahí inmovil, mirando al que un día fue el pizarrón. En su mano carga un cuadernillo de pocas hojas ya bastante desgastado y un lapiz amarillo con una punta muy afilada.
Nadie sabe de donde viene o donde vive, dudan que él sepa también si ellos existen.
Todos lo conocen a pesar de que nunca fué social, la verdad es que todos lo tiran de loco, sucio y tonto.
Sus padres se deshicieron de él cuando vieron que estaba perdido. Siempre pensaron que su hijo era especial pero su comportamiento lo encaminó a su perdición.
Era joven y como muchos no tenía mucho de que preocuparse, era odiado por sus compañeros y se odiaba a si mismo, que más podía perder. Bastó que probara el néctar amargo que un día después de clases le fué ofrecido y que había escuchado infinidad de veces el que le robó el conocimiento que hasta ahora lo mantiene en un viaje que hubiera preferido no tomar.
Me hiciste recordar a alguien que algun dia conoci
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